Han pasado cincuenta años desde que mis ojos vieron por primera vez la vida,
Aún mis ojos se maravillan con un atardecer, la vista no envejece, el sentimiento no envejece. La brisa que roza la cara después de las cuatro de la tarde, es una brisa que solo se compara con la caricia de mujer, con la caricia desprevenida de un bebe. Si en esa tarde se acercan nubes que sonríen con gotas es como un corrientazo a mi corazón. Sigo enamorado de un atardecer en la playa, sigo enamorado de un atardecer en la montaña, sigo enamorado de un atardecer en mi balcón. Estoy enamorado del atardecer en tus ojos.
